Había dos grupos del ensayo: uno era con OncoVEX y el otro era solo GM-CSF, y no sabía en cuál entraría. Resultó que aleatoriamente me tocó en el grupo de OncoVEX. Inyectaron OncoVEX a los tumores y estos comenzaron a multiplicarse con bastante rapidez. Pasé de tener tres a cinco, luego siete, nueve y más de veinte.
La primera vez que me administraron las inyecciones, esa noche tuve 40º C de fiebre y escalofríos, pero después de la segunda inyección no tuve efectos secundarios. Me dolió en el momento de la inyección, pero no fue algo insoportable. Cuando salí del consultorio me sentía bien. Así que realmente pensé que no era tan malo, pero no hacía que los tumores dejaran de multiplicarse. En cierto momento, la Dra. Saenger dijo que haría un último intento y me daría la inyección dos semanas seguidas, en lugar de cada dos semanas. Después de probar las inyecciones dos semanas seguidas, los tumores empezaron a desaparecer. Ella también estaba muy esperanzada y me dijo que siguiéramos adelante.
Tenía los ganglios linfáticos del lado izquierdo inflamados y sentía un poco de dolor. El cirujano me dijo que podía deberse a que no solo ataca los tumores en sí, sino que viaja a través del cuerpo y persigue a cualquier célula cancerosa que se esté desarrollando en otras partes, así que teníamos que esperar y ver qué pasaba. Efectivamente, esos efectos desaparecieron. Desde entonces no tengo indicios de la enfermedad. Puedo decir que tuve buena salud durante el tratamiento y después, sin efectos secundarios reales.