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Para Bob Carlson, de 71 años, el tratamiento habitual para su cáncer de pulmón en estadio IV era casi peor que la enfermedad en sí. Los 16 meses de quimioterapia lo hicieron sentir tan mal que casi no quería vivir. La búsqueda de mejores opciones finalmente lo llevó al Dr. Roy Herbst del Centro Oncológico Yale, que estaba llevando a cabo un ensayo clínico de un nuevo fármaco de inmunoterapia denominado MPDL3280A. Este medicamento, producido por la empresa biotecnológica Genentech, pertenece a una clase de fármacos de inmunoterapia denominados inhibidores de puntos de control que, al «soltar los frenos» del sistema inmunitario, permite un ataque más potente contra el cáncer.
Bob comenzó el ensayo de inmunoterapia en agosto de 2013 y hoy sigue estando bien. La FDA ya aprobó el fármaco del ensayo en el que participó. Bob y su esposa Julia esperan que siga habiendo fondos para la investigación y que se aceleren los trabajos para que puedan darse a conocer los avances, y que los nuevos tratamientos estén disponibles cuanto antes para más pacientes.
Me dolía el cuello. Eso no era raro para mí, pero ese día fue particularmente intenso, por lo que fui a la sala de urgencias. Me hicieron una exploración por TAC y descubrieron una masa tumoral. Luego fui a un cirujano de tórax, quien ordenó una biopsia y se determinó que era el cáncer de pulmón el que había hecho metástasis en la glándula suprarrenal.
Cuando mi oncólogo me informó sobre mis opciones de tratamiento, yo no quería cirugía ni radioterapia, y eso dejaba como opción la quimioterapia. Tras 16 meses de quimioterapia, me sentía tan mal que no estaba seguro de querer seguir viviendo. Si bien el tratamiento que recibía en ese momento estaba funcionando, estaba tan destrozado que no podía hacer nada. Así que mi médico dejó de atenderme, dijo que no quedaba nada que pudiera hacer. Me envió a Yale y el Dr. Herbst me habló sobre la inmunoterapia y cómo se podía volver a entrenar a mis linfocitos T. No estaba listo para morir, así que acepté el tratamiento.
Cuando fui por el ensayo de inmunoterapia tuve que hacerme electrocardiogramas, una ecografía, una resonancia magnética, exploraciones de imagen por PET y TAC, todas esas cosas. Los médicos y el personal de enfermería eran sumamente cuidadosos. Me administraron los fármacos durante una hora y media. Constantemente venía mi enfermera, María, a controlarme y me tomaba la presión arterial. Luego, después de terminado el primer tratamiento, me hicieron sentarme durante una hora y media. El primer día fueron ocho horas; fue una jornada larga. Hasta donde sé, el único efecto secundario que tuve con esta inmunoterapia fue que, quizás de una de cada cinco visitas, al día siguiente tenía diarrea. Pero ni siquiera puedo atribuirlo categóricamente a eso.
Tras dos tratamientos, en una exploración por imagen se pudo ver una reducción. Después de dos tratamientos más me volvieron a hacer más estudios y se pudo ver que el tumor se había reducido más. Han pasado seis años desde el diagnóstico y la inmunoterapia mantiene el cáncer bajo control. Voy cada tres semanas por el tratamiento y tengo 20 días para hacer lo que quiera.
La inmunoterapia difiere mucho de la quimioterapia. Cuando vas a recibir la quimioterapia, entras a la sala de tratamiento, cuelgan un par de bolsas y te conectan, y cuando se vacían ya terminaste.
Cuando fui al ensayo de inmunoterapia tuve que hacerme electrocardiogramas, una ecografía, una resonancia magnética, una exploración de imagen por PET y una por TAC, todas esas cosas. Los médicos y el personal de enfermería eran sumamente cuidadosos. Me administraron los fármacos durante una hora y media. Constantemente venía mi enfermera, María, a controlarme y me tomaba la presión arterial. Luego, después de terminado el primer tratamiento, me hicieron sentarme durante una hora y media. El primer día fueron ocho horas; fue una jornada larga.
Bueno, cada uno es diferente; depende del objetivo de cada uno, de la edad.Como dice el Dr. Herbst: «Esto no se trata de una cura. Se trata de enfrentar al cáncer como a la diabetes». El paciente toma sus medicamentos y sigue con su vida. No he tenido que hacer ningún cambio en mi estilo de vida. Nada. Me siento genial. Le digo al Dr. Herbst que ya ni siquiera me considero con cáncer, aunque sé que sí lo tengo.
Oriente y anime a otras personas que enfrentan el cáncer con inmunoterapia.
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