Los anticuerpos dirigidos son un tipo de tratamiento de inmunoterapia que puede interrumpir la actividad de las células cancerosas y alertar al sistema inmunitario para que se dirija a las células cancerosas y las elimine.
Los anticuerpos son proteínas producidas naturalmente por un tipo de células inmunitarias denominadas células B, y sirven para protegernos contra varias amenazas como bacterias, virus y células cancerosas. Lo hacen apuntando y uniéndose con precisión a marcadores de la superficie celular conocidos como antígenos.
Por sí solo, nuestro sistema inmunitario tiene la capacidad de producir billones de diferentes tipos de anticuerpos. Ahora, los científicos pueden complementar el sistema inmunitario mediante la creación y adaptación en el laboratorio de anticuerpos dirigidos contra determinados tipos de cáncer. Se los conoce a menudo como anticuerpos monoclonales, debido a su estructura idéntica.
A la mayoría de los anticuerpos dirigidos se les conoce como inmunoterapias «pasivas» porque se dirigen directamente a células tumorales en lugar de a células inmunitarias. Sin embargo, las innovaciones más recientes han producido variaciones de anticuerpos dirigidos que se consideran inmunoterapias «activas» porque también se dirigen a las células inmunitarias. (Vea los anticuerpos biespecíficos a continuación para obtener más información). Debido a sus propiedades para tratar el cáncer, se están evaluando en ensayos clínicos diversos anticuerpos dirigidos específicos, solos y en combinación con otros tratamientos, en diversos tipos de cáncer.
Anticuerpos monoclonales «desnudos» (mAbs)
Una vez que los anticuerpos se unen a las células cancerosas pueden interrumpir las vías que son importantes para la actividad de estas células, como las que les permiten crecer sin control (muerte directa por el extremo «frontal»). Estos anticuerpos también pueden marcar otras células inmunitarias para eliminar las células cancerosas (muerte celular por mecanismos inmunitarios por el extremo «posterior»).
En 1997, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) aprobó el primer anticuerpo para el tratamiento del cáncer, el anticuerpo monoclonal rituximab (Rituxan®) para la leucemia y, desde entonces, se han aprobado más de una decena.
Conjugados anticuerpos-fármacos (ADC)
En los últimos tiempos, los avances tecnológicos han posibilitado el desarrollo de nuevas inmunoterapias basadas en anticuerpos. Uno de esos métodos son los conjugados anticuerpos-fármacos (ADC): a un anticuerpo dirigido se le agregan fármacos contra el cáncer de modo que, cuando el anticuerpo se une a las células cancerosas, también suministra un fármaco tóxico que puede matar las células cancerosas. La administración directa al tumor de estos medicamentos quimioterapéuticos puede reducir los efectos secundarios asociados con el uso indiscriminado de estos componentes tóxicos.
Anticuerpos biespecíficos
Otro nuevo tipo de inmunoterapia basada en anticuerpos son los anticuerpos biespecíficos, que se forman con el extremo frontal de dos anticuerpos diferentes y se combinan para crear un producto que puede unir dos blancos distintos. Algunos anticuerpos biespecíficos, conocidos como acopladores biespecíficos de células T o BiTE, se dirigen tanto a las células cancerosas como a las células inmunitarias (células T).
Estos BiTE acercan las células T a las células cancerosas para que puedan eliminarlas. Debido a su capacidad de dirigirse directamente a las células inmunitarias, estos BiTE se consideran inmunoterapias «activas». El primer anticuerpo biespecífico, un BiTE denominado blinatumomab (Blincyto®), fue aprobado por la FDA en 2014 para subgrupos de pacientes con leucemia. Se han desarrollado otros anticuerpos biespecíficos para atacar diferentes antígenos cancerosos.