Participar en un ensayo clínico me salvó la vida y agradezco a las personas que colaboran con estas investigaciones.
Cuando en 2013 supo que el bulto que tenía en el cuello era un melanoma maligno que requería una intervención quirúrgica inmediata, a Janie Ferling, que vive en Los Ángeles, se le vino el mundo abajo. Madre de un adolescente, estaba decidida a hacer lo que fuera necesario para estar viva el mayor tiempo posible para su hijo.
Luego de la cirugía, el tratamiento con una forma más antigua e intensiva de inmunoterapia denominada interferón no logró mantener su cáncer bajo control. Aparecieron tumores en el cerebro y nuevamente en el cuello, y sus esperanzas de sobrevivir empezaron a desvanecerse. A pesar de que le dijeron que no había más tratamientos disponibles para su caso, se negó a rendirse. Comenzó a buscar ensayos clínicos y, tras varios meses, se inscribió en un ensayo en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) con el Dr. Antoni Ribas, Ph. D., investigador financiado por el CRI y especializado en la inmunoterapia para tratar el melanoma.
El Dr. Ribas era el investigador principal del estudio que prueba un nuevo tratamiento que combina dos inmunoterapias: infusiones del inhibidor de puntos de control pembrolizumab (Keytruda®) e inyecciones de un tratamiento basado en el virus del herpes desactivado denominado T-Vec (Imlygic®), ambos aprobados por la FDA como monoterapias para el melanoma.
Si bien el tumor continuó creciendo a pesar del tratamiento, Janie siguió en el ensayo. Seis meses después, el tumor comenzó a desaparecer.
Hoy ese tumor ya no está, pero Janie todavía no está fuera de peligro; tiene otro tumor más pequeño en el cuello, pero parece estable. Reconoce que es posible que nunca esté completamente libre de cáncer, y no le molesta si eso significa que puede seguir viviendo, viajar por el mundo y tener más recuerdos con su hijo.
