El sistema inmunitario es el sistema de defensa natural del organismo. No reside en una sola parte del cuerpo; es más bien una red de células, moléculas, tejidos y órganos que, en conjunto, lo protegen. Cada uno de estos elementos desempeña un papel clave en el funcionamiento de todo el sistema inmunitario, lo que es crucial para prevenir infecciones o enfermedades, como el cáncer.
El sistema inmunitario puede protegernos contra el cáncer y es capaz de eliminar tumores. La inmunoterapia es un tipo de tratamiento que aprovecha el poder del sistema inmunitario para atacar y curar todos los tipos de cáncer, salvando así más vidas.
El sistema inmunitario se divide en dos ramas: el sistema inmunitario innato y el sistema inmunitario adquirido. El sistema inmunitario innato actúa como defensa general ante patógenos comunes (cualquier bacteria, virus u otro microorganismo causante de enfermedades), por lo que también se lo conoce como sistema inmunitario no específico. El sistema inmunitario adquirido actúa ante amenazas específicas y aprende a activar respuestas precisas contra los virus o las bacterias con los que el cuerpo ya ha entrado en contacto. Los distintos componentes del sistema inmunitario proporcionan ambos tipos de protección.
Células del sistema inmunitario
Dentro del sistema inmunitario hay distintas células cuya función es combatir infecciones y enfermedades. Cada tipo de célula desempeña un papel importante en la identificación, marcación y destrucción de las células dañinas que entran al cuerpo o se desarrollan en él.
Las células B liberan anticuerpos para defenderse de las células dañinas invasoras. Cada célula B está programada para producir un tipo específico de anticuerpo; por ejemplo, una célula B podría ser responsable de producir anticuerpos que nos defiendan del virus del resfriado común. Los anticuerpos que reaccionan contra los tumores pueden unirse a las células cancerosas, interrumpiendo su actividad y estimulando las respuestas inmunitarias contra ellas.
Los linfocitos T auxiliares CD4+envían señales de ayuda a otras células inmunitarias (como los linfocitos T agresores CD8+) para dirigir mejor su respuesta y asegurarse de que destruyan las células dañinas de la forma más rápida y eficaz posible. Estas células también se comunican con las células B que producen anticuerpos.
Los linfocitos T citotóxicos CD8+ destruyen miles de células infectadas por virus todos los días. Estas células también pueden atacar y destruir directamente las células cancerosas.
Las células dendríticas digieren las células extrañas o cancerosas y presentan sus proteínas en sus superficies, donde otras células inmunitarias pueden reconocer mejor a las células dañinas y luego destruirlas.
A los macrófagos se los conoce como los «grandes comedores» del sistema inmunitario porque engullen y destruyen las bacterias y otras células dañinas.. Al igual que las células dendríticas, presentan los antígenos a otras células del sistema inmunitario para su identificación y destrucción.
Los linfocitos T reguladores son el control y contrapeso para garantizar que el sistema inmunitario no reaccione de manera exagerada. La reacción inmunitaria crónica se conoce como enfermedad autoinmunitaria.
Moléculas del sistema inmunitario
Los anticuerpos son proteínas que se unen a marcadores específicos (antígenos) en invasores dañinos como gérmenes, virus o células tumorales. Los anticuerpos también marcan estas células dañinas para su ataque y destrucción, que es llevada a cabo por otras células del sistema inmunitario.
Las citocinas son moléculas mensajeras que ayudan a las células inmunitarias a coordinar la respuesta inmunitaria correcta ante cualquier invasor, infección o tumor.
Tejidos y órganos del sistema inmunitario
¿Cómo funciona el sistema inmunitario más allá de los niveles celular y molecular? Existe, asimismo, un intrincado sistema de tejidos y órganos que colaboran para proteger al cuerpo de las células dañinas y luchar contra las enfermedades, como el cáncer. Estos tejidos y órganos, entre ellos el apéndice, la médula ósea, los ganglios linfáticos, la piel, el bazo y la glándula del timo proporcionan un sistema más amplio en el que se desarrollan y operan los componentes individuales del sistema inmunitario.
El apéndice es un tubo delgado ubicado en la parte inferior derecha del abdomen. Se desconoce su función exacta en el sistema inmunitario y muchas personas viven sin él; una teoría es que sirve como reservorio de bacterias digestivas «buenas» (flora microbiana).
La médula ósea es el tejido suave y esponjoso que se encuentra dentro de los huesos, y es una parte fundamental del sistema inmunitario. Contiene células inmaduras que se dividen para formar células madre (células progenitoras que pueden reponer otros tipos de células si es necesario), o madurar para convertirse en glóbulos rojos (células transportadoras de oxígeno y dióxido de carbono), glóbulos blancos (que incluyen las células B y células T), y plaquetas (células sanguíneas que forman coágulos para detener el sangrado).
Los ganglios linfáticos son pequeñas glándulas ubicadas en todo el cuerpo que filtran virus, bacterias y células cancerosas, que luego son destruidas por glóbulos blancos especializados. Allí también se «educa» a los linfocitos T para destruir los invasores dañinos.
La piel es el órgano más grande del cuerpo y sirve como barrera protectora contra los patógenos y las toxinas. También posee sus propias células inmunitarias y vasos linfáticos.
El bazo es un órgano ubicado a la izquierda del estómago que filtra la sangre y almacena plaquetas y glóbulos blancos. Además, es donde las principales células inmunitarias (como las células B) se multiplican para combatir las células extrañas invasoras.
El timo es una pequeña glándula ubicada en la parte superior del tórax, debajo del esternón, donde las principales células inmunitarias (como los linfocitos T) maduran y se convierten en células que pueden combatir las infecciones y el cáncer.
Importancia del sistema inmunitario en la inmunoterapia
Cada elemento y proceso del sistema inmunitario es importante para la capacidad general del cuerpo de protegerse contra enfermedades y patógenos dañinos. La coordinación y comunicación del sistema inmunitario es tal que puede fortalecerse para combatir muchos tipos de cáncer mediante tratamientos como la inmunoterapia. Conozca por qué es importante la investigación sobre inmunoterapia y el progreso de los tratamientos contra el cáncer que ha determinado el enfoque innovador del Cancer Research Institute. Para contribuir con los continuos avances en la investigación del cáncer y las opciones de tratamiento, haga hoy una donación al Cancer Research Institute.