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REGÍSTRESE
A Dax Bykerk, de 37 años, le encanta el sol. Vive cerca de la playa en Sídney, Australia, donde también es dueño junto con su hermana de una empresa de trajes de baño. Cuando Dax tenía solo 34 años, descubrió que tenía un cáncer de piel de gran malignidad, o melanoma, que le perforaba profundamente la muñeca. Los médicos lo operaron para extirpar el tumor, pero había señales de que el cáncer ya se había diseminado. Ante un pronóstico desalentador, Dax decidió buscar otros tratamientos además de los tres tratamientos habituales de cirugía, quimioterapia y radioterapia. Su búsqueda lo condujo a diversos tratamientos experimentales, entre ellos altas dosis de vitamina C y varios tipos de inmunoterapia. Pero aún así, el cáncer progresó. En 2012, por recomendación de su oncóloga, la Dra. Georgina Long, Ph. D., del Melanoma Institute Australia en Sídney, Dax se inscribió en un ensayo clínico de un nuevo fármaco de inmunoterapia denominado pembrolizumab (Keytruda), fabricado por Merck. El pembrolizumab pertenece a una clase de fármacos denominados inhibidores de puntos de control, que se dirigen a las moléculas «freno» de los linfocitos T, en este caso a la molécula PD-1. Al «quitarles el freno» a los linfocitos T, el pembrolizumab posibilita una respuesta inmunitaria más potente para combatir el cáncer.
Fue aproximadamente en noviembre de 2011 cuando descubrí por primera vez un pequeño bulto en mi muñeca derecha. Los análisis de laboratorio revelaron que se trataba de melanoma. Me derivaron al Instituto del Melanoma de Sydney, donde descubrieron que el melanoma tenía nueve milímetros de profundidad. Si tiene más cuatro milímetros se considera de la peor categoría, por lo que al principio me asustó un poco. En diciembre de 2011 me hicieron una biopsia de ganglio centinela para ver si se había extendido o no. La biopsia reveló un mínimo resultado positivo (menos de un milímetro) en el ganglio centinela, por lo que me aconsejaron que me hiciera una linfadenectomía de ese lado del cuerpo. Esa operación fue bastante importante. Durante unas seis o siete semanas tuve una bolsa para el drenaje del líquido linfático en el costado del pecho. Eso fue un desafío, moverme con eso metido debajo de la camisa. Por la operación estuve tres o cuatro días en el hospital, y luego en casa otra semana. Me hicieron una exploración y en ese momento no tenía otros tumores, lo cual era genial.
Creo que fue en junio o julio de 2013 cuando la Dra. Long empezó a hablar de estos nuevos ensayos con PD-1. Mencionó que había un par de ensayos que comenzaban alrededor de septiembre. Por suerte, había un ensayo con este medicamento dirigido a PD-1 en el que pude entrar.
Mi ensayo en particular tenía tres grupos. Uno era el que recibía el fármaco anti-PD-1 cada tres semanas, que es en el que estoy. El segundo grupo era con el fármaco anti-PD-1 cada dos semanas. Y el tercer grupo del ensayo eran las personas que recibieron ipilimumab, que obviamente era el fármaco de vanguardia hace un par de años y, como tal, tuvo bastante éxito, pero los efectos secundarios aparentemente fueron mucho más graves con ese fármaco en particular. En este ensayo en particular nos dijeron que no había placebo, lo que es bueno. Como paciente, [la posibilidad de recibir un placebo] es algo que da un poco de miedo. Con este ensayo, independientemente del grupo, sin ninguna duda recibiríamos algún tipo de tratamiento y nos iban a informar en qué grupo estábamos.
Comencé el tratamiento por octubre de 2013. Se trata de una transfusión que se hacen en el hospital una vez cada tres semanas. Comienza con una reunión con el médico, seguida de un análisis de sangre y luego, en la puerta de al lado, se administra el medicamento por vía intravenosa. Tarda algo así como una hora y media en el mejor de los casos, y listo. No afecta en casi nada el estilo de vida. En mi caso, los efectos secundarios fueron mínimos. Me siento exactamente como hace dos o tres años en cuanto a lo que puedo hacer físicamente. El único efecto secundario que detecté hace poco con este medicamento en particular es que hace que surjan algunas canas.
A mi madre le hicieron quimioterapia para el cáncer de mama en estadio inicial. Tuvo una infección importante debido a la quimio, estuvo en el hospital durante los últimos ocho días y casi muere, pero ahora está mejorando. Esto simplemente muestra que la quimioterapia, como destruye todo en el cuerpo, puede ser mucho más peligrosa. Sin embargo, con mi tratamiento no tuve ningún cambio en mi calidad de vida, lo cual fue fantástico.
Sin lugar a dudas, intentar entrar en un ensayo vale la pena, en especial porque este medicamento tiene muy pocos efectos secundarios. Y siempre tuve la opción de recurrir a algunos de esos otros medicamentos que están aprobados, como los inhibidores de BRAF. Así que tenía todo el sentido para mí.
Oriente y anime a otras personas que enfrentan el cáncer con inmunoterapia.
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